Peligros de las Redes Sociales

Mucho hablo a favor de las Redes Sociales y sus maravillas. De cómo democratizan la educación y los servicios. De cómo nos acercan a la gente que admiramos y tienen el potencial de hacer un mundo mejor.

Pues esto no es cierto.

También tienen el potencial de destruirle la reputación a alguien. De detonar crisis basadas en suposiciones y malinformar a quienes no se toman la molestia de revisar la veracidad del medio. Y hoy me pasó.

Me topé con este video en Facebook de una señora que abandona a su perro en Xochimilco:

Sobra decir que me enojó mucho y hablé mal de la señora dentro y fuera de las redes. Me pareció tristísimo pensar que alguien tendría tan pocos escrúpulos como para abandonar a su animalito así y después seguir con el coche andando a pesar de que la iba siguiendo por vías rápidas. Pensé en lo que sentiría Dominga y bueno… mi mente voló. Mucho.

Grave error llegar a conclusiones cuando sólo se cuenta con una pequeñísima parte de la historia. Resulta que el perro no había sido abandonado ni era de la señora. Al perro lo tenían en la privada y cada que hay puertas abiertas se escapa siguiendo a las bicis o coches. Cuando la señora se dio cuenta de que la iba siguiendo bajó la velocidad y por eso traía las intermitentes… claro que el video no muestra cuando ella sube al perro al coche y lo regresa a la privada. 

Escuchen aquí la entrevista con la historia completa:

 

Lo preocupante de esto es que no es la primera vez que sucede. Ya han habido falsas alarmas con temblores, tiroteos en escuelas, muertes de gente importante y hasta golpes de estado. Con Photoshop y todas las herramientas que hay para alterar ya en ninguna imagen podemos confiar. Y, como vemos en ésta ocasión, no es sólo en los medios alterados o inventados sino también en los que sólo se reportan “en cachos”.

Antes, los periodistas eran responsables de revisar la veracidad de las historias, hablar con varias personas y no reportar nada erróneo o exagerar algo pues ponían su reputación en riesgo y podían hasta perder el trabajo. Hoy que “todos somos reporteros” compartimos cualquier cosa que nos llega sin revisar antes si las cosas son verdad. Y para cuando nos enteramos que no, ya hubieron otros tantos tontos como nosotros que reaccionaron de la misma forma.

Propongo ser menos viscerales a la hora de compartir noticias negativas. Pensar antes de hablar postear, hubiera dicho mi abuelita.

¿Qué opinas tú de esto? ¿Cuál crees que sería la mejor manera de regularlo y evitar que este tipo de situaciones sucedan?

 

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Comentarios

  1. Mac

    No hay forma de regularlo, ni de evitar que pasen estas cosas. Hay métodos legales, los convencionales, la señora del coche podría demandar a quien la grabó por daños y perjuicios, pero entrarían en una disputa donde nadie tiene nada que probar y sólo van a generar desgaste. Hoy la gente sigue indignada con la señora, y yo que ella me escondía un par de semanas sin salir a la calle, y menos con su coche.

    No son las redes sociales, es el exceso de información al que nos exponemos. No hemos aprendido a vivir con eso. Como periodista, hoy estoy profundamente indignado con nuestro gremio, y yo me incluyo, porque también difundí el video ayer. Y me llega esto justo en días en los que he reflexionado día y noche sobre los medios digitales y las nuevas dinámicas a las que estamos expuestos.

    1. Paola Elizaga

      Estoy de acuerdo contigo. Creo que las redes sociales son muy polarizantes -iniciaron siendo el espacio en donde podíamos evitar el amarillismo editorial, denunciar la corrupción y enterarnos de todo en tiempo real. Pero el exceso de credibilidad que hoy tienen hacen que nos dejemos engañar con cualquier cosa. ¿Será que nos llega una situación como la de Pedro y el lobo en donde ya tampoco le creemos a nada?

  2. Marco

    Alguna vez leí en twitter algo muy cierto. Enojarte de un comentario aqui, es como enojarte de algo escrito en la pared del baño. Esto es, porque creo que son tantas opiniones en un solo lugar, que cualquier cosa que pongamos, va a ser tomada para bien o para mal.

    Por otro lado llegamos a indignarnos y a dar reply a todo, sin siquiera usar el cerebro, solamente el hígado (o en algunos casos el corazón), y nos olvidamos del principio de la filosofía que nos enseñaron a todos en alguna forma en la escuela: cuestionarte todo. Casos como el de la señora ya se dieron antes: los gatos bonsai, las agujas en el cine, la pérdida de un riñón, etc. Lo que me parece peligroso es que esta vez hubo un “culpable” con cara y cuerpo, y eso hace que su vida se convierta en un infierno, cuando por ignorancia o por no conocer la historia en su totalidad, siendo que ella estaba haciendo algo “bien”.

    Para finalizar, siempre que leas algo que te haga ruido, investiga un poco más del tema. Cuestiónate y haz que el cerebro trabaje. No te vayas solo por la primera impresión de un tema, ya que si no, va a parecer que regresamos a la edad media; las cosas no se cuestionaban y solo creíamos lo que nos decían.

    1. Paola Elizaga

      Lo sé, y tienes toda la razón, pero es que cuando se trata de perritos lastimados sale el Hulk verde y venenoso que vive (muy escondido) en mí. Gracias por el comentario y, como siempre, por leerme. Un abrazo muy grandote!

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